martes, 14 de febrero de 2012

El conocimiento histórico. Categorías temporales

Siguiendo la línea de los temas introductorios, nos detenemos ahora con el inaugural de la parte histórica. El tema 20 se titula "El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión de la Historia".

El planteamiento del tema empieza con el abordaje de la Historia como disciplina científica. Como ciencia social, la Historia, fundamentalmente, es la disciplina que estudia los grupos sociales y su evolución en el tiempo. Tiene como objeto de estudio al ser humano en tanto que ser social a través del tiempo. Por tanto,la idea de cambio es fundamental en la Historia. Afirmamos que la Historia es una ciencia porque comparte tres características de todo trabajo científico: es racional y explicativa, descansa en la obbservación de fenómenos empíricos,en este caso del pasado, y necesita de la divulgación de sus resultados para su verificación o contrastación (Popper). No obstante, la peculiaridad del conocimiento histórico reside en que es indirecto, limitado y a posteriori.

Tras esta parte introductoria, el tema se detiene en la evolución del conocimiento histórico, haciendo un repaso por los trabajos historiográficos dominantes en diversas épocas. Tucídes y Herodoto son los primeros en razonar la historia, es decir,en explicarla más que en narrarla.Para San Agustín,la Historia es reflejo de la voluntad de Dios en la tierra. En el mundo islámico, descolla Ibn Jaldún. El Renacimiento y su visión humanista se despoja de imposiciones teológicas e inaugura la Historia política, protagonizada por seres humanos que ejecutan su propia voluntad. En el siglo XVII, asistimos a un interés por la fuentes y nacen la paleografía y la diplomática. La Ilustración consagra el carácter científico de la ciencia, y en el siglo XIX nos encontramos con una serie de tendencias que influirán decisivamente en en el modo de "hacer" Historia.

La centuria se inició con la defenestracón napoleónica y, desde el punto de vista historiográfico, se vive un auge de los particularismos. Al compás de la evolución política del siglo, ya no interesa una historia total, una perspectiva global, sino el relato de la cultura de los pueblos. Ha aterrizado el Romanticismo y, con él, nuevos planteamientos que tienen como fin reflejar el "Volkgeist", el espíritu de los pueblos. Triunfan los particularismos, idea profundamente romántica.

En el XIX, la preocupación científica llegó de la mano de Ranke. La Historia ya no será una interpretación, sino una explicación de los fenómenos sociales en el tiempo "tal y como ocurrieron". Quedaba inauguarada así la etapa positivista de la Historia que Marx y Engels trataron de refutar a partir de explicaciones materialistas como motor de los acontecimientos. Formulan su ya clásica división entre sociedades primitivas, esclavistas, feudales y capitalistas. Es el modo de producción el factor que explica la evolución de la Historia y sus etapas. La perspectiva hegeliana estará presente en el marxismo.

Ya en el siglo XX, la incidencia de la francesa Escuela de los Anales fue indiscutible. De la mano de Bloch y Febvre, los Anales se acerca a la idea de una "Historia total". Ya no interesa el relato lineal y factual de los fenómenos y acontecimientos, ni siquiera el episodio político, sino la perspectiva social y económica. Después de la II Guerra Mundial, así en la Historia como la Geografía, empiezan a generalizarse los patrones cuantitativos y, en un estadio superior, la Historiografía de los marxistas británicos (nuestro admirado Hobsbawm, Thompson e Hill) y franceses, destacando Pierre Vilar. Con ellos, nuevamente, los planteamientos económicos (materialismo) estarán en boga. Y ya en las últimas décadas del siglo XX, nuevas formas de hacer historia irrumpirán contra el modelo tradicional de construcción de una historia total (excepción hecha del llamado "giro lingüístico"). Es el tiempo de la microhistoria, de lae excesiva localización, de la Historia mental, de la Historia de género, de la Historia cultural, de la Historia social y de la Historia política. Es la época de "las historias".

Recorrida la evolución en el tiempo del conocimiento historicista, el tema analiza ahora qué se entiende por tiempo histórico y su concreción en categorías. Evidentemente, la alusión a los tiempos braudelianos (largo o estructural, medio o coyuntural y corto o factual) era imprescindible. Otros patrones son los ciclos (tendencia secular, Kondratieff, juglar...) o la división clásica y en cierto modo eurocentrista por "edades". También destaca la establecida por la teoría marxiana en virtud del medio de producción dominante.

La función del historiador (Fontana), donde entran en juego los polémicos asuntos de la ideología, la interpretación o la explicación, así como una categorización de las fuentes (Tuñón de Lara) también forman parte del temario. El cuarto apartado hace alusión a las técnicas de investigación histórica -cualitativas y cuantitativas-, a la disyuntiva, otra vez, entre explicación y comprensión, y, a la par, entre objetividad y subjetividad.

Con una pequeña conclusión sobre la trascendencia de la memoria colectiva y sobre la utilidad social de la Historia y una bibliografía en la que tenemos que citar los cuatro trabajos clásicos de Braudel, Carr, Tuñón de Lara y Febvre, damos por terminado este tema, que a mí en particular me parece bonito, sobre todo en el apartado de la evolución historiográfica.

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